Siempre recuerdo a las bellas damas de
México en el diez de mayo. Sin embargo,
se me hace intrigante, que durante este
tiempo de la plaga mundial, que esta
celebración caiga en el mismo día en
ambos países.
Pensando en tiempos de antaño, tengo
que echar ojo a mis impresiones de las
madres que conocí. Quiera o no, las
culturas de los dos países son mucho
muy diferentes. Mi doña madre me decía,
'Ay, cómo los quiero, cabroncitos'! Y, de
repente, no faltaba un grito de, 'Hijos de
la chingada, más vale que llegan rápido
o les voy a poner una . . . '
Bien recuerdo como me quedé atónita
la primera vez que le escuché a Chavela
hablarle así a sus hijos. Mis padres eran
muy correctos, muy corteses, pero claro,
en tono de voz, la mirada cariñosa, los
abrazos, traducían las palabras bruscas
perfectamente. Estos niños sabían que
eran amados. Me imagino, que ni siquiera
tenían un momento de duda.
Obviamente, hay madres en todo el
mundo que darían sus vidas por sus
hijos sin pensarlo ni un segundo. Y
dudo mucho que importaría si aquella
madre se despidiera con un, 'Te adoro
hijo mío'. O un, 'Adiosito mi jodidito'.
Espero que siempre recordemos que el
amor de madre es lo más cercano que
tenemos para conocerle a Dios.
ay madres mías
amores de mi vida
como extraño
No comments:
Post a Comment