yesteryear . . . I found myself inundated
with sorrow, no longer having the courage
to face life and longing for death with the
peace I believed it would offer me. Only
the vast love for my children kept me alive.
Today, I suffer immensely from SADS and
winter forces me to draw courage from the
depths of my being. Now, i bow in thanksgiving
that somehow I survived. The love I have for
my own is now coupled with a deep respect
for the people they have chosen to become.
I look at them, the battles they have faced,
sallied forth and conquered . . . and they
lead the way for my continued living, winter
or not . . . there are simply no words . . .
Bless you and bless you again!
how i love mine own
those children gifts from the gods
how do i give thanks
- - -
Balada
de Una Suicida
Caminé
por mi desierto al amanecer
A
paso velós y sonrisa alegre.
“Tengo
sed, compañero,” le dije con afán.
“Dame
del agua que traes ahí.”
“Esta
agua,” me dijo a mí, “No es para dar.
No
la sé servir y no la sé tomar.”
Y
lentamente la derramó
A
las arenas del desierto en frente de mí.
Caminé
por mi desierto al medio día
A
paso lento pero fas serena.
“Tienes
vino tinto, dame a mí.”
Le
dije ante alegre bohemio que encontré ahí.
“Bella
Dama, puedes coger la botella,
Más
ya la he compartido y mucho no le queda.
Al
fin y al cabo me la has de devolver
Porque
familia tengo y la he de mantener.”
Cogí
la botella, saborié su olor
Acaricié
su forma y deseé su sabor.
Más
en hora buena recordé su deber
Y
aún sedienta, se la devolví.
Caminé
por mi desierto al atardecer
Con
paso vacilante y mirada vacante.
“Tengo
sed,” susuré al patriarca digno,
“Sálvame
os ruego, que me desmayo, me muero!”
“Tengo
champaña para tal noble reina.
Será
de Vuestra Merced, os lo juro, lo juro!”
En
copa de plata, incado con respeto,
Me
sirvió la bebida, perlas de vida.
Temblorosa
la bebí, restaurada, salva al fin.
Sabor
sin par, colirio para mi alma,
Musité
al instante, “Os amo, os adoro.”
Y
dichosa de delirio, se me resbaló la botella.
Caminé
por mi desierto a la media noche.
Desmayada
por momentos, llorando mi pena.
“Mi
árido desierto, fiel amigo mío,
Me
entrego a tí, me muero sedienta!”
~Linda-Dale
Jennings,
6
febrero 1986
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