Simplemente, no puede llegar
el 17 de Mayo sin recordar a
Doña Clemen, la suegrita más
interesante del mundo . . . e
interesante es la palabra correcta.
Me encantaba verla en su tienda.
Obviamente todos los clientes le
decían Doña Clemencia en vez de
Doña Clemen o Señora Aguilar.
La trataban con reverencia aún
más que con respeto.
Siempre me parecía increible que
permitía a los nenes de la familia
que la ayudasen en la tienda. Ha
de haber tenido la paciencia de los
santos. En realidad, era una forma
de enseñanza más que ayuda.
Preparaba unos días de campo
para cuando llegáramos en el
verano para verla a ella y Don
Rafael. Tiro al blanco, hamacas,
barbacoa, y otras comidas bien
deliciosas.
Me pregunto como la familia,
y además el negocio, siguen
sin ella. Pues, ya que ella era
la que unía a todos, hacía que
se cumpliera lo necesario para
que todo siguiera en orden y
pacíficamente.
La quise, respetaba, admiraba . . .
Feliz cumpleaños Doña Clemen;
me imagino que usted es la mano
derecha del Señor Dios allá en el
cielo azul . . .
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