Anoche, soñé que visité a mi familia
en Chiapas, México. Lamentablemente,
no he tenido la oportunidad de irme en
varios años.
En mi sueño, me dieron un espacio tipo
desván en donde pudiera estar y descansar
durante mi visita. Y ya que cada quien
estaban en sus mutuos trabajos, pedí una
escoba para barrer mientras.
Estaba yo barriendo cada rincón, bajo cama,
mesa y cajonera para alistar dicho espacio
para mi estancia. En vez de paredes, sólo
habían columnas, así que se sentía muy abierto,
exactamente como me gusta ya que soy tan
claustrofóbica.
Y yo barriendo, pude ver a la gente mientras
iban y venían. Saludé y me saludaron. Aveces
paraban un rato para platicar y aveces salieron
con obvia prisa.
Me acuerdo de un par de viejitos. Se sentaron
en la orilla de mi espacio a platicar y echarse
una fumadita. Me hicieron un montón de
preguntas. Esto no me molestó para nada,
hasta sentí cierto cariño para los ancianos.
Al fin, llegaron mi gente del trabajo. Tantos
gritos de alegría, abrazos, besitos . . . y Doña
Clemen y Don Rafa viendo y meneando sus
cabezas. Rafita y Carlín, todavía jóvenes y
aún sin familia. Rosi y Clemen al igual. Cómo
lloré al verlas. Pregunté por Doña Rebe pero
no sabían donde estaba.
Hubiese querido quedarme otro rato, pero
obviamente, desperté. Me di cuenta que mi
cara aún estaba mojada de lágrimas derramadas
en mi sueño. Me siento entre gozosa de haber
visto a la familia y desconsolada de haberla
dejado tan pronto.
Ay Dios . . .
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