¡Qué rayos!
Noche a noche, sueño con
mi familia, mis amistades
y los veinte años que viví
en México. ¡Será que estoy
por pasar a mejor vida antes
que después?!
En mi sueño, vamos al sur
de México para vacaciones.
Estamos invitados a pasar
el día con unos mariachis
quienes tocan, cantan y
bailan. ¡Qué día!
Pero en la tarde, finalmente
le toca a mi Sr. informarme
que se ha enamorado de una
de las bailarinas y que va a
quedarse con ella.
Lo curioso para mí es que
esto nunca pasó en realidad.
Pero, el dolor que siento en
mi sueño es más allá del
más allá. Despierto . . .
sollozando casi a gritos.
He estado soñando así por
varios meses. No es que
tenga miedo necesariamente,
pero siento que el fin de mis
días reina cercano.
Ha de ser una advertencia
pero aún así, ¡no estoy lista!
Simplemente, no quiero
irme todavía . . .
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